Abro los ojos.
Creo que estoy tumbada sobre una vieja manta....no soy capaz de distinguir el color...¿gris?
No siento frío, sorprendente, ya que estoy en mitad del bosque...aunque sí, siento calor a mi derecha.
¿Eres tú?, ¿realmente eres tú?, este olor es tan familiar.
No puedo creer que me hayas llevado contigo.
No me atrevo a girar la cabeza, por si todo esto fuera una fantasía más de las mías.
Pero no, no puede ser, oigo tu respiración, tan profunda...
Te mueves y me rodeas con tu brazo, protegiéndome del frío bosque, es tan agradable...
Al fin me decido, y giro.
Quiero verte dormir, observarte sin que te des cuenta, pero para mi sorpresa te encuentro con los ojos abiertos.
Me paralizan, cortan mi respiración, e incluso consiguen sonrojarme, sabes que tienes todo el control y te encanta.
Una oleada de calor asciende por mi columna.
¿sientes mis latidos?, ¿puedes oirlos?.
Abrázame fuerte y dime que jamás tendré que volver, que soy lo que siempre has deseado.
Yo podría darte cualquier cosa.
Puedo traer paz, reposo, sosiego a tu alma.
Haré que olvides la soledad, jamás volverás a sentir melancolía.
Puedo darte todo lo que me pidas.
Tú eres el centro de mi todo.
Tú, tú, tú, lo demás carece de importancia.
Te pertenezco, hasta mi ultimo aliento es tuyo.
Mi piel te llama a gritos y mis manos inconscientemente te van acercando más a mí.
Tu media sonrisa va desapareciendo.
¿Tienes miedo?, ¿te preocupa lo que pueda suceder?, ¿te asusta perder el control?
¿No te das cuenta, de que es justo lo que quiero?
¿de verdad se puede querer tanto que hasta sienta dolor en el pecho con solo pensarte?
Mis piernas rodean tus caderas, y aún así te quiero más cerca, más dentro de mí.
Buscas mi cuello y tus manos aprisionan las mías sobre la manta.
Tu aliento entrecortado, tus movimientos, tus palabras....todo me lleva poco a poco hacia la locura.
Tomo tu rostro entre mis manos y te miro,
eres real
y con tu pulgar apartas una lagrima de mi mejilla.
Lagrimas de felicidad, euforia, vehemencia....