Cuanto más necesite una mirada vuestra, más me dais la espalda.
Y así es y será,
como siempre.
Y lo más grave del asunto, es que os dais cuenta de que os necesito, y aun así seguís indiferentes.
Y siempre escuchando a mi alrededor el "ya sabes como son".
Si.
Triste.
Ya cayeron las lágrimas que tenían que caer.
Las que me han hecho asumir lo que muchas personas me decían.
Una a una, resbalando por mis mejillas, llevando el dolor de vuestro desprecio.
Desprendiéndome de esta angustia.