Nerviosa y con un nudo en el estómago, ansiosa, temblorosa y casi histérica, pensando en todo lo que tengo que contarte, y por supuesto hacerte ver que siempre estás conmigo.
Y sé que eso es algo inútil, porque en cuanto aparezcas, nada de lo que haya preparado valdrá, quedándome en blanco, observando tu sonrisa, tu boca y tus ojos, y dándome cuenta de la falta que me haces realmente en este mundo, en mi mundo.