No puedo evitarlo.
No puedo parar de pensar en ti.
Y paseando a mi perro por esta calle, donde acaban las farolas y el asfalto, imagino que apareces de repente, con tu sonrisa.
Y tu mirada cómplice.
Esa que me dice tantas cosas sin que tengas que pronunciar ni una sola palabra.
Rodeándome la cintura y haciéndome sentir escalofrios al tocar mi piel.
Y escuchar tu silencio.
¿Qué quieres de mi?, si al verte me bloqueas, me sale esta estúpida sonrisa y tengo que bajar la mirada al sentir tus ojos...
Me falta tu respiración por las noches, tu atención al despertarme y quedarnos hasta las tantas tumbados...