Ya ha empezado el otoño.
Ya tengo que taparme hasta el cuello, y aun así, mis pies frios no se calientan en un buen rato.
A las 18:00, veo como el sol va perdiendo su fuerza, tan pronto, que pena.
Me duermo viendo las estrellas, y me despierto con la luna, esa luz tan fuerte, es como tener una linterna apuntándote hacia los ojos...
Me levanto a oscuras, otras veces me quedo en la cama viendo por la ventana del techo como poco a poco va amaneciendo, y como poco a poco empiezan a oirse algunos pajarillos piando tímidamente.
Me encanta ver amanecer.
Me encanta escuchar a los niños de camino al colegio mientras me preparo el café, con sus historias, tan importantes para ellos, con sus deberes, sus juegos, sus mochilas cargadas junto a sus padres.
Escuchar a mis gatos pidiéndome el desayuno, y a Lee, mirarme con esos ojos de "dame un premio".
Realmente hay mañanas muy buenas, tanto, que a veces llego tarde!.
Y cuando estoy allí, me preguntan "¿qué tal?", y mi respuesta "pues hoy bastante bien, la verdad, muy animada".
Una conversación más o menos normal ¿verdad?, pero que últimamente siempre se va desviando hacia el dinero.
El maldito dinero, y la crisis.
Dinero, crisis, dinero, paro, crisis, dinero, dinero.....y la dichosa huelga (que personalmente, ha sido un fracaso, se tenía que haber hecho hace tres años!).
Y como ya estoy tan cansada de lo mismo, de los mismos, y del monotema, termino en esta ocasión yo, desviando el tema.
"¿Para que te preocupas tanto, si en el 2012, todo se acaba?", me da la risa, "sabes qué?, voy a dejar de pagar el coche, total, para dos años que me quedan, justo se acaba el mundo....".
Y se acabó la conversación.
Descanso.
Pero......
También el 2012 da conversación.
Mi hermano que me conoce tan bien, y sabe que estos temas me dan bastante miedo, me ha enseñado un video.
Vamos, que me ha dado la noche.
Estos mayas....con sus calendarios tan exactos, con tanto conocimiento sobre astronomía, te hace replantearte muchas cosas, y dudar.
Y si tienen razón?.
Terremotos, huracanes, inundaciones, tantos desastres tan seguidos en tan poco tiempo, es inevitable no pensarlo.
Quizás es un buen momento, para pensar qué estamos haciendo, no perder el tiempo, y aprovechar aquello que nos gusta tanto, o hacer eso que no nos atrevemos.