
Ayer conseguí por fin las cartas de mi abuelo, cartas dirigidas a alguien, o simplemente sus pensamientos escritos.
Creo que todo lo que sé, es gracias a ellas.
A veces me siento tan identificada con lo que escribe, que se me pone la piel de gallina.
Como me hubiera gustado conocerle ahora y poder compartir tantas cosas, ya que pienso que el estaba demasiado avanzado para los años en los que vivió.
Ahora me quedan sus fotos antiguas, estas hojas amarillentas, sus poemas y sus cuadros...
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