Sombra

Gerald Brom.

Hace tiempo alguien muy especial me mandó esto....todavía lo guardo.

Te quiero....

Estoy delante del espejo. Me miro a la cara. No veo nada.

El espacio vacío donde debería estar mi cuerpo absorbe la luz a su alrededor dibujando ahora una silueta confusa y en cuyo centro comienza a verse una sombra negra.

Se agita, adelante y atrás. Golpea la luz que la rodea mientras un dolor indescriptible apuñala mis sienes.

Aprieto con los dedos el lugar donde se me clavan tus recuerdos y noto que puedo atravesar mi piel, mis huesos hasta llegar a tu imagen.

La mancha negra empieza a tomar forma y es ahora cuando reconozco esa parte de mí que pensé que había perdido: es mi corazón.

De un color ocre, como las cenizas que se acumulan en la enorme chimenea del siniestro castillo que es ahora mi cuerpo desde que te alejaste de mi.

El dolor va y viene como lo hizo tu cuerpo desde el infinito hasta mí. Noto las lágrimas recorriendo mi rostro.

La luz se tiñe ligeramente de rojo carmesí. La sangre de mi corazón cae por mi cara .Son los pocos recuerdos que me quedaban de ti.

Ahí, en el suelo, se estrellan tus ojos, tu pelo, tus manos y todo ello mezclado con la poca esperanza que me sobrevivía.

Noto los colmillos creciendo en mi boca y atravesando mi lengua.

Todo mi ser se sobresalta cuando observo en el espejo que la claridad ha creado una forma. Lo que soy ahora que desaparezco muerta de amor y odio hacia ti.

Una calavera me mira al otro lado. Entonces abre su boca y el corazón, esa mancha negra, sale por ella en forma de torrente que inunda el cristal.

Se ha roto en pedazos y yo noto que desaparezco.

Eres el culpable? de que mi mundo y yo nos derrumbemos.
Yo y solo yo soy la culpable de que te ame tanto aun.

Solo como un vampiro podría hacerlo.