
Son las 00:50.
No se oye nada, solo los grillos, y el poco aire que sopla.
Cojo mi chaqueta, me hará falta después.
Me alejo un poco del pueblo, donde casi se pierde la luminosidad de las farolas, sigo un camino que lleva a uno de tantos campos de cultivo que hay alrededor.
Se que me encontrarás, siempre lo haces.
Pero esta sensación me encanta, estos nervios de adolescente...., pensaba que no los volvería a sentir jamás.
Y aunque haya días que no consiga verte, con solo pensarte me basta, se que andas cerca, y que cuando crea que estoy sola, solo tengo que girarme para comprobar que estás ahí.
Como el viento que despeina mi pelo, o cada gota que cae sobre mis hombros al llover, estás tu.
Como en mis pensamientos. Porque son tuyos.
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